Los taquileños forman una comunidad llena de alegría, color y tradiciones que mantienen viva día a día.
Hay rituales para el trabajo, el gobierno, la familia y la educación.
Las mujeres cultivan la tierra, cuidan la casa y los hijos, y trabajan en el telar.
Los hombres gobiernan, legislan sus propias leyes y caminan todo el día disfrutando de la naturaleza y tejiendo con tres agujas sus famosos gorros que por medio de la cooperativa de la isla venden a países europeos. Al atardecer se reúnen en el poblado y beben. La mayoría de las veces no pueden regresar a sus casas y caen generalmente rendidos en mitad del camino.
Son sus esposas l as guardianas que al terminar las tareas con los niños salen a buscarlos y los traen en hombros a su hogar.
Estas esposas-guardianas llevan al casarse una llave colgando de su cintura como símbolo de la potestad de su hogar.
Pero antes de casarse, la ley isleña obliga a sus ciudadanos a tener un noviazgo y una convivencia no menor a 4 meses. Este período se llama sirvinakuy (matrimonio de prueba).
No todos se casan, algunos deciden en esos meses que no han encontrado a su media naranja y regresan con su familia para esperar una nueva oportunidad.
Pero el día que se unen en matrimonio esa mujer es la responsable de su familia y la custodia permanente de su esposo.
La naturaleza cumple un rol muy importante, el clima, la vegetación, la vida animal, todo tiene un significado. Por ejemplo, al observar las aves los taquileños sabrán si la campaña agrícola está o no asegurada; la conducta de los peces pronostica si el año será lluvioso o no.
También tienen su ritual para con los meses del año. En noviembre se renuevan las autoridades y se realizan largas peregrinaciones para suplicar por las lluvias, en octubre se programan las siembras, en diciembre se estudia el clima para el año próximo y se festeja la noche vieja y el Año Nuevo
Mayo es el mes de almacenar y guardar, y también el de los matrimonios (kasarachi)
MATRIMONIO
En la actualidad la ramada es un techo rústico, cubierto por una manta o saquillo blanco; este cobertizo es soportado por cinco palos: tres adelante y dos atrás. Los palos parados son unidos transversalmente y reforzados con más palos para el soporte de la ramada, pues, la altura de la ramada es aproximadamente de metro y medio.
Los tres palos de adelante sobresalen de altura, en los costados se encuentran las banderas blancas y al centro se encuentra la bandera blanquirroja del Perú, esta vara es de mayor altura. Los palos se cubren con ramas de eucalipto y amarrados con k’eshua (soga). Debajo de la ramada está la mesa rectangular recubierta con un mandil blanco y al fondo están cuatro sillas para los novios y padrinos.
Antes la ramada se techaba con k’esana de totora; los palos se cubrían con k’olle y se adornaban con flores rojas de Iscallani. La mesa se hacía de adobe y en la plataforma se colocaba las chambas verdosas que aparentaba ser un mantel verde y los asientos eran de chambas verdes, las chambas sacaban con chakitaclla de los terrenos consistentes.
A demás los novios eran como bebes, no podían comer ni siquiera, comían con sus propias manos. Los padrinos le daban de comer en la boca con la mano, no había cuchara para ingerir el alimento. Los platos eran como una bandeja, es decir, un pequeño lavador que contenía bastante comida; y tenían que terminar esa vasija de barro arcillado, también se le conocía como puruñas. Esta comida era precisamente el famoso regalo de los novios.
No había banda de músicos. Los músicos tocaban el siko (pito) que era parecido a la quena de caña, y se tocaba acompañado de un bombo, una tarola.
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